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Más videos de la mujer que intentó que su tío muerto firmara un préstamo en Brasil: lo había llevado a otros bancos y estaba desnutruido
El caso de Érika Nunes, la mujer detenida en Brasil por llevar el cadáver de su tío para hacerlo firmar un préstamo, sigue deparando detalles escandalosos. Este viernes se conocieron nuevos videos, en los que se ve a la mujer llegando con su tío al banco, y sentándolo con dificultad en una silla de ruedas.
En los videos se ve incluso al chofer que los lleva colaborando para sentar al cuerpo en la silla, y luego a la mujer llevando al cadáver por lo que parece un shopping.
Pero además se supo que Nunes había llevado a su tío a dos bancos el día anterior, mientras aún estaba vivo y tras recibir el alta hospitalaria.
De qué murió Paulo Roberto Braga
Paulo Roberto Braga, de 68 años, murió por broncoaspiración (inhalación de contenido orofaríngeo o gástrico en las vías respiratorias inferiores), según la autopsia. Además padecía varios problemas de salud, y tenía signos de malnutrición Una cardiopatía previa también pudo ayudar a la muerte.
Según el medio brasileño Metrópoles, un médico que lo vio días antes a su muerte dijo que sospechaba de un envenenamiento. Había sido llevado a una emergencia por neumonía y taquicardia. Tenía problemas para tragar y era dependiente de tubos de oxígeno.
Según la autopsia, Braga murió el martes, varias horas antes de que su sobrina lo llevara a cobrar el préstamo.
Pero además Globo mostró fotos de Braga aún vivo, internado en el hospital, junto a su sobrina.
Su sobrina está detenida y enfrenta cargos de fraude y profanación de cadáver. Intentaba hacerlo firmar un préstamo por 3.250 euros.
La defensa de la mujer sostiene que tiene problemas mentales que explican su accionar.
El caso de la mujer que intentó hacerle firmar un préstamo a su tío muerto
Erika de Souza Vieira Nunes cobró fama internacional luego de que llevara en silla de ruedas hasta a un banco a un hombre que estaba muerto e intentara hacerlo firmar un préstamo.
El hecho sucedió el pasado martes en una sucursal de un banco en Río de Janeiro. La mujer de 42 años llevó al fallecido, que tenía 68 años, y le dijo: “Tío, ¿estás escuchando? Necesitas firmar. Si no lo firmas, no hay manera”.
